Hablemos de la Clamidia

¿Qué es la Clamidia?

Clamidia La clamidia es una infección de transmisión sexual causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Es una de las ITS bacterianas más comunes en todo el mundo y afecta tanto a hombres como a mujeres. Causas y transmisión Se transmite principalmente por contacto sexual vaginal, anal u oral sin protección con una persona infectada. También puede transmitirse de madre a hijo durante el parto, causando infecciones en el recién nacido, como conjuntivitis o neumonía. Síntomas En muchas personas, la clamidia no presenta síntomas (es asintomática), lo que facilita su propagación. Cuando aparecen síntomas, pueden incluir: En mujeres: flujo vaginal anormal, dolor o ardor al orinar, dolor durante las relaciones sexuales, sangrado entre periodos o después del sexo, dolor en la parte baja del abdomen. En hombres: secreción uretral, ardor al orinar, dolor o inflamación en los testículos. En ambos sexos, si afecta el recto, puede causar dolor, secreción o sangrado rectal. Consecuencias Si no se trata, la clamidia puede provocar complicaciones graves, especialmente en mujeres, como: Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP): infección de los órganos reproductores que puede causar dolor crónico, infertilidad y riesgo aumentado de embarazos ectópicos. En hombres, puede causar epididimitis (inflamación del epidídimo) y problemas de fertilidad. Aumenta el riesgo de adquirir o transmitir otras infecciones, incluido el VIH. Diagnóstico Se realiza mediante pruebas de laboratorio que detectan la bacteria en muestras de orina o de las zonas infectadas (cérvix, uretra, recto o garganta). Tratamiento La clamidia se trata eficazmente con antibióticos, generalmente azitromicina o doxiciclina. Es importante que la pareja sexual también reciba tratamiento para evitar reinfecciones. Durante el tratamiento, se recomienda abstenerse de relaciones sexuales hasta que la infección se haya curado. Prevención Uso correcto y constante del preservativo. Realizarse pruebas de ITS regularmente si se tienen relaciones sexuales de riesgo. Mantener una comunicación abierta con la pareja y limitar el número de parejas sexuales.